GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
La sublevación de Zaragoza contra Napoleón, el 24 de mayo de 1808, implicó para la ciudad y para Aragón un gran esfuerzo bélico durante el primer año de guerra. Zaragoza soportó dos largos asedios.
El primer Sitio comenzó el 15 de Junio, tras las derrotas aragonesas en Tudela, Mallén y Alagón, y duró hasta el 15 de Agosto, por abandono de los franceses a causa de su derrota en Bailén (Andalucía). El segundo Sitio, terrible y cruento, duró desde el 20 de Diciembre hasta el 21 de Febrero.
Durante el siglo XIX, en la Guerra de la Independencia, la ciudad de Calatayud, colabora en la defensa de Zaragoza, siendo conquistada por los franceses y reconquistada el 2 de Octubre de 1812 por Villacampa, siendo la comarca y su ciudad lugar de acciones del célebre Juan Martín Díez “el Empecinado”.
El ilustre bilbilitano D. José de L'Hotellerie de Falois Fernández de Heredia, Barón de Warsage, estuvo al servicio del Rey de España. En 1803 se hallaba en Calatayud, siendo ya capitán de las Guardias Walonas (equivalente a coronel de Infantería). Intimo amigo de Palafox, reclutó tropas en la zona de Calatayud. Aparece siempre como consejero de Palafox, o al mando de sus tropas, combatiendo junto a éste unas veces, como en Épila, o en otras junto a su hermano Francisco. Interviene también en acciones en Ateca y Calatayud, para pasar finalmente a defender Zaragoza. Después del levantamiento del Primer Sitio, fue ascendido por Palafox a comandante de Guardias Walonas (brigadier de Infantería) por sus acciones en Plasencia, Tudela, Fontellas, Alfaro, etc.
Por sus dotes tácticas y de mando, Palafox le concedió finalmente el cargo de Cuartel Maestre General del Ejército de Aragón (ahora Jefe del Estado Mayor General), combatiendo con él en Tudela antes del Segundo Sitio de Zaragoza. En este último estuvo en la defensa del Convento de los Trinitarios, Arrabal y la Aljafería. Murió intentando cruzar el puente de piedra de Zaragoza.
Las tropas francesas tras tomar la ciudad de Calatayud se fortifican primero en el convento de la Merced y después en el Santuario de la Virgen de la Peña, siendo a veces hostigadas por guerrilleros locales y por los hombres de Durán y el Empecinado.