BÍLBILIS ROMANA
Tomando como núcleo el cerro de Bámbola, adoptando los rasgos propios del urbanismo romano, la ciudad se moldea y se adapta a las nuevas necesidades con infraestructuras y servicios, comunicaciones y equipamientos.Los primeros habitantes de la Bílbilis primitiva, pertenecieron al grupo de las tribus celtibéricas de la Hispania Citerior, en principio la menos belicosa de ellas, conocida como la tribu de los Lusones. El primer contacto entre los Lusones y los futuros conquistadores se produjo, seguramente en el siglo II a. C., cuando Quinto Fulvio Flaco se encomienda en la tarea de establecer una ruta segura entre la Celtiberia y la Costa Mediterránea.
Poco después, con la llegada de Tiberio Sempronio Graco, conquistador y sobre todo pacificador de la zona, se produjo un contacto directo. Poco dura esa paz ya que en el año 156 a. C. la guerra vuelve a enfrentar a romanos con las tribus celtibéricas, guerra que culmina en el 133 con el sitio y la posterior toma de Numancia por parte de Escipión el Africano, pero que se origina muy cerca de la Bílbilis indígena.
A partir del Siglo I a.C. se atestigua su posición de acercamiento a Roma. Esto provocará la llegada de colonos itálicos hasta la Bilbilis indígena atraídos por intereses económicos y estratégicos que la fueron modelando en su estructura hasta convertirla en una ciudad romana.
Bílbilis tomará partido por las tropas cesarianas durante la guerra civil entre Pompeyo y César, algo de lo que claramente se beneficiará posteriormente. Poco a poco, la cultura romana, su lengua y costumbres fueron adentrándose y adueñándose de una cultura indígena, hasta asimilarlas a los modos de vida romanos. No obstante, la cultura celtíbera no se apagó, algo que demuestra la arqueología con evidencias materiales.
Con Hispania pacificada, a la muerte de César, asciende al poder Octaviano, futuro Augusto, quien emprende una serie de reformas administrativas dentro de las cuales se encuentra la subdivisión de las Provincias en Conventos Jurídicos incluyendo a Bilbilis en el Convento Jurídico Caesaraugustano.
Es ahora cuando la ciudad obtiene el rango de Municipium, pasando de ser Bilbilis Itálica a Municipium Augusta Bilbilis. Premiando así antiguas fidelidades, pero sobre todo, gracias a la presencia en la ciudad de colonos itálicos y permitiendo ahora a sus habitantes tomar partido en la vida política.
Tomando como núcleo el cerro de Bámbola, adoptando los rasgos propios del urbanismo romano, la ciudad se moldea y se adapta a las nuevas necesidades con infraestructuras y servicios, comunicaciones y equipamientos.
Con los Julio Claudios, la ciudad vive su momento de mayor esplendor, sobre todo bajo el reinado de Tiberio, cuando se culminan las grandes obras emprendidas por Augusto. Será ahora cuando se inaugurará el foro, el teatro, se erijan esculturas, etc.
Tras una breve crisis, generalizada, con los últimos miembros de esta dinastía, la ciudad recuperará el ritmo económico y comercial en la época Flavia e, incluso más tarde, bajo el imperio de Trajano, se constatan importantes obras de remodelación.
En los siglos siguientes, del III en adelante, parece evidente que el esplendor de los siglos anteriores, sobre todo en el siglo I, poco a poco se va apagando
Durante la Antigüedad Tardía se produce un declive que se cifra en la ausencia de reformas e inversiones urbanas, además de la progresiva despoblación y abandono de la ciudad, algo que queda reflejado en las fuentes historiográficas que a fines del Siglo IV se refieren a Bilbilis como una ciudad “sumida en el abandono”.
Florecen ahora las villas rurales, en los alrededores de Calatayud, y se produce un incremento poblacional en las grandes urbes como Caesaraugusta.
La ciudad irá perdiendo importancia. Los edificios monumentales serán abandonados o se reaprovecharán en otros usos. Bílbilis se convertirá en una sombra de su glorioso y próspero pasado, algo de lo que puede dar testimonio la arqueología debido a la escasez de materiales aparecidos de este periodo.