CELTIBERIA

La Celtiberia se sitúa en el interior peninsular, entre los ríos Tajo y Ebro, y nace de la unión de las culturas de pueblos celtas e íberos, en el s. VI a. C., quienes contaban con una serie de costumbres y rasgos culturales propios.
La noticia más antigua de la mítica Celtiberia corresponde a Tito Livio en torno al año 218 A.C. Los celtíberos gozaron de un gran esplendor en su época, por su heroica resistencia a la conquista del Imperio Romano, su pericia en la fabricación de espadas, porque alguna de sus ciudades llegó a acuñar moneda, incluso llegaron a cambiar el calendario romano.
Con la caída de la ciudad de Numancia, en el año 133 a.C., llega a su fin la influencia de la cultura celtibérica.
La Celtiberia no constituye una unidad política, sino que aglutina a un conjunto de grupos étnicos, como los arévacos, pelendones, titos, belos y lusones. Los celtíberos se agrupan en pequeños poblados de tipo castreño emplazados en lo alto de cerros férreamente defendidos por murallas y fosos. Con el tiempo, su organización se hace más compleja hasta desarrollar ciudades-estado que acuñan su propia moneda y controlan la organización social, política y económica de un territorio más amplio en el que se asientan otros núcleos de población más pequeños.
Su manifestación más destacada se encuentra en un ritual funerario basado en la incineración que procede de la cultura de los campos de urnas. La sociedad celtíbera estaba dominada por élites guerreras, con una economía basada en el pastoreo, la agricultura y la actividad minera, y un importante desarrollo tecnológico que se plasma en la introducción del torno de alfarero y una gran especialización en la metalurgia del hierro. Los celtíberos ejercen su influencia en una región dominada por el Moncayo que se extiende a través del Sistema Ibérico y Central, entre las cuencas del Ebro, el Duero y el Tajo.
En Calatayud y su comarca se conocen más de treinta poblados celtibéricos, siendo lugares de referencia Segeda, Arcóbriga y Bílbilis celtibérica, situada en Valdeherrera.
Poco a poco los celtíberos se fueron integrando en los modos de vida romanos, diluyéndose con el tiempo todas sus costumbres.