CONGRIO SECO, UN MANJAR DESCONOCIDO
Hace más de cinco siglos que los bilbilitanos tienen incluido el congrio seco en sus fogones. La primera referencia la encontramos en 1446.Por entonces se daba en Calatayud una importante industria soguera, pues suministraba cuerdas y cabos a la mayor parte de puertos españoles.
Cuando los bilbilitanos iban al puerto de Muxía (La Coruña) a cerrar sus tratos comerciales, regresaban bien cargados, pues en esta localidad de la Costa da Morte descubrieron a los artesanos del congrio. Sin embargo se encontraron con el problema de tener que transportar un producto fresco y por lo tanto perecedero. De ahí que Muxía contara con un gran número de secaderos para el congrio, de esa manera a los gallegos se les ocurrió que con este proceso, el congrio llegaría apto para el consumo a Calatayud sin importar el tiempo que durase el transporte.
Así, se convirtió en un plato muy consumido por el pueblo llano y ese congrio fue durante siglos una de las pocas formas de incorporar el pescado a la dieta en pueblos alejados del mar, como Calatayud. Además, el congrio cubría la necesidad de los 40 días de pescado en Cuaresma.
Fue tal la popularidad alcanzada de este producto en Calatayud, que los secaderos de Muxía aumentaron rápidamente. Este producto se guisaba con garbanzos o con patatas.
Pero el progreso llegó, y con él el desarrollo de las comunicaciones terrestres, produciendo un declive en la industria de la soga, y por ello en Calatayud el congrio dejó de consumirse en esas grandes cantidades. Muchos secaderos se vieron afectados y tuvieron que cerrar.
El congrio seco, se sigue consumiendo en Calatayud, pasando a ser casi un “manjar” propio de fiestas de guardar y ocasiones especiales. Gracias a esto, existen hoy en día tres secaderos en Muxía que siguen elaborando el congrio seco de forma artesanal. Casi el 80 % de su producción total va destinado al comercio y restaurantes bilbilitanos.
Historia de los intercambios de Congrio
Los ayuntamientos de Calatayud y Muxía han querido poner en marcha un proyecto turístico para recuperar aquellos vínculos y tradiciones históricas que existieron entre ambas localidades. Bajo el título de “Muxía y Calatayud. Gastronomía, tradición y cultura”, se presentó en FITUR en el año 2012 un intercambio entre ambas localidades que pretenden utilizarán los secaderos de congrio como punto de unión y, a través de ello, tratarán de impulsar su cultura y su turismo gastronómico con actividades en las dos localidades.