Las torres de Calatayud

Una de las vistas más características de Calatayud es la de sus torres, la mayor parte de las cuales tienen, como destacara el estudioso bilbilitano Agustín Sanmiguel, un claro origen islámico. Desde casi cualquier lugar destaca la torre de Santa María, que sobresale sobre la ciudad. Junto a ella, de menor altura pero igualmente de singular belleza, la de San Andrés. La vista del skyline de la ciudad se completa con las de San Pedro de los Francos, las gemelas de la Basílica Colegiata del Santo Sepulcro, o la barroca de San Juan el Real.
La torre de Santa María, con sus casi 70 metros es un bello ejemplo del mudéjar aragonés. Tiene planta octogonal y estructura de alminar, con un eje central o contratorre interior, que descansa sobre una casamata de ladrillo, generando una capilla en la parte baja, lo que ha motivado que diversos estudiosos la consideren como un alminar reutilizado, al menos en su parte inferior. En su estructura hereda las formas constructivas de los torreones octogonales del Castillo Mayor de la ciudad, con escaleras intramurales y bóvedas de aproximación de hiladas, que servirán de modelo a la posterior arquitectura mudéjar de Aragón.
La estructura de la torre de San Andrés es igualmente heredera de los alminares de tradición hispano-musulmana y presenta, al igual que la de Santa María, una contratorre interior bajo la cual se conforma el espacio del baptisterio actual, que alberga una espectacular pila bautismal de alabastro tallado en la segunda mitad del siglo XVI. Presenta al exterior tres tramos de igual altura, con un rico exorno decorativo realizado en ladrillo resaltado.
La inconfundible estampa de la torre inclinada de la iglesia de San Pedro de los Francos preside la que fue calle principal de la ciudad, la Rúa de Dato. La torre se levanta junto a la portada; es de planta cuadrada y probablemente desde su construcción presentó una acusada inclinación, motivo por el que el cuerpo de campanas se derribó en 1840 cuando Isabel II pernoctó en el palacio de los Barones de Warsage.
La Basílica Colegiata del Santo Sepulcro data originalmente del siglo XII aunque el templo actual se construyó entre 1605 y 1613, bajo la dirección de Gaspar de Villaverde, siguiendo los modelos del manierismo clasicista. Su sobria y rotunda fachada, de ladrillo, sobre basamento de piedra, presenta tres cuerpos en que sobresale en altura el central y los laterales se rematan con torres.
La Iglesia de San Juan el Real data de finales del siglo XVI, cuando la Compañía de Jesús se instaló en la ciudad. Nos encontramos ante un edificio barroco que sigue al pie de la letra la planta jesuítica incluso en la estructura y aspecto de su torre.