MONASTERIO DE PIEDRA

Si hay en la comarca de Calatayud un lugar que atrae miles de visitantes cada año ese es sin duda el Monasterio de Piedra.
Fundado en el año 1194 por monjes llegados desde Poblet y pertenecientes a la orden del Cister, este monasterio extendió sus dominios y propiedades a lo largo y ancho de nuestra comarca y otras limítrofes y durante más de seis siglos sus muros acogieron los rezos de sus ocupantes, pero el 4 de noviembre de 1835 su destino cambiaría y unos años después gracias a la familia Muntadas se convertiría en uno de los más importantes recursos turísticos de Aragón.
Es en 1840 cuando Pablo Muntadas i Campeny adquiere la finca donde se encuentra el monasterio y será su hijo Juan Federico quién lo convierta en un espacio destinado a la contemplación y al uso lúdico, creando una red de senderos en su interior orientados a conseguir la admiración de todos los que lo visitaban ya por 1860.
Hoy en día, podemos considerar que se pueden visitar dos zonas bien diferenciadas. Por un lado el monumento, el edificio que acoge todas las dependencias utilizadas por los monjes hasta su exclaustración y que comprende la sala capitular, la abadía, la cilla (convertida en museo del vino de la DO Calatayud) cocina, refectorio y calefactorio, donde existe la opción de realizar su visita guiada con una de las excelentes guías que forman el equipo de la propia empresa.
Si bien el edificio atesora importantes detalles que van desde la última etapa del románico hasta el barroco más recargado, su belleza queda eclipsada por sus jardines, de los que han escrito desde Campoamor a Coelho y pintado sus parajes Carlos de Haes o Francisco Pradilla.
Declarado jardín histórico en el año 2010, lo que fue la antigua huerta de los monjes, esconde maravillas difíciles de describir para quién no las ha contemplado. En un recorrido de algo más de cuatro kilómetros donde vamos a encontrar subidas, bajadas, escaleras y abundantes desniveles, también podremos disfrutar de sus cascadas, remansos, árboles monumentales, grutas esculpidas por el agua y rincones únicos a lo largo de todo el recorrido, incluyendo la primera piscifactoría fundada en España dedicada a la cría de truchas y un lago rodeado de altas paredes rojizas con un nombre tan evocador como es el de “Lago del Espejo”.
La duración aproximada de la visita a los jardines suele ser de unas dos horas aproximadamente.
También dentro del parque, y durante primavera y verano, se realizan tres exhibiciones de vuelo libre de aves rapaces a las horas programadas.
En las cocinas del Monasterio de Piedra, se elaboró por primera vez el chocolate en Europa en 1534. La historia nos cuenta que un monje del Cister Fray Jerónimo de Aguilar, quien acompañó a Hernán Cortés en su viaje a México, envió el primer cacao junto con la receta al abad del Monasterio de Piedra, D. Antonio de Álvaro.
Así pues, fueron estos monjes los primeros en probar este manjar. Así se explica la gran tradición chocolatera de la Orden Cisterciense. De hecho en algunos monasterios existe sobre los claustro, una pequeña estancia donde cocinaban y degustaban el chocolate.