La Cofradía de San Antón celebra este fin de semana su festividad
Esta noche será la hoguera y mañana se celebra la tradición bendición de los campos y los animalesTodo listo para la tradicional hoguera de San Antón, que tendrá lugar esta noche a las 9.30 horas en el exterior del Santuario de la Virgen de la Peña. La cofradía celebra este fin de semana esta festividad, que continuará mañana sábado con la misa y la bendición de los campos y de los animales y concluirá el domingo con la eucaristía en recuerdo a los difuntos.
El alcalde ha recibido al preboste José Manuel Pablo y a miembros de la cofradía a quienes ha felicitado por recuperar esta tradición después de la pandemia. La Cofradía de San Antón ha entregado al alcalde un documento que narra la historia de la hermandad y que se transcribe a continuación:
“Como dice Manuel Casado, en su muy recomendable y documentado libro ‘Las cofradías de Calatayud’, “dentro del entramado asociativo de la sociedad bilbilitana, las cofradías religiosas representan el nexo vivo con la historia pasada y la continuidad de unas tradiciones centenarias que se renuevan dentro del ciclo festivo anual de la ciudad.
Es el caso de la Hermandad o Cofradía de San Antón, cuyo origen podemos situar hacia finales de la Edad Media y que se constituyó en el convento de San Antón de Calatayud.
Este convento, perteneciente a la Orden de San Antonio Abad, fundada en el año 1095, dependía de la preceptoría general de Olite y su primer emplazamiento, intramuros, se localizaba en la calle que aún lleva su nombre, en la parte próxima a la Rúa y que pertenecía a la cercana parroquia de San Martín, situada en lo que es hoy la Plaza de Miguel Primo de Rivera.
En el año 1703 el Convento de San Antón se trasladó a la plaza que se sigue conociendo por tal nombre, Plaza de San Antón, aunque la denominación oficial es la de Joaquín Costa. Allí ocupó el local de la parroquia de San Pedro de los Serranos, que en aquel mismo año se agregó a la también cercana parroquia de Santiago.
La Orden de San Antón Abad fue suprimida por bula de Pío VI con efectos en España a petición del rey Carlos III, en el año 1791. No obstante, la Cofradía de San Antón mantuvo sus actividades en este mismo templo pese a que los antonianos desaparecieran definitivamente de Calatayud.
Durante la guerra de la Independencia, al acuartelarse el ejército francés en el cerro donde está enclavado el santuario, se decidió bajar la imagen de la Virgen de la Peña al convento de San Antón, para ser preservada de los peligros de destrucción o profanación. Allí recibió la veneración y cariño de los bilbilitanos durante un periodo de 15 años, ya que al abandonar el ejército el santuario este había quedado en un estado lamentable y hubo que proceder a su reparación entre los años 1814 y 1826. A esta época corresponde la mayor parte de la fábrica actual del templo, hasta la reanudación del culto el 2 de septiembre de 1827.
Desaparecido este convento en el año 1845, el retablo del Altar Mayor que había sido costeado por la Hermandad y que estaba presidido por una gran imagen de San Antonio Abad, obra del artista local Gabriel Navarro, fue trasladado al Santuario de la Virgen de la Peña.
El retablo pereció en el incendio del día 9 de diciembre de 1933, aunque la talla del santo se pudo salvar del fuego porque se había reservado en Santa María y al año siguiente, la colegiata trasladó dicha talla al santuario. La Esclavitud de la Virgen de la Peña la envió a la casa Font, de Madrid, para su restauración. Hoy la vemos situada en el ático del nuevo retablo mayor, justo encima del camarín de la Virgen.
Puede decirse que la Hermandad de San Antón ha estado siempre, durante siglos, en el lugar donde se veneraba a su santo patrón, lo que explica su especial vinculación con el Santuario de la Virgen de la Peña.
San Antonio Abad es el patrón de los animales y los componentes de su Hermandad son personas vinculadas al campo, agricultores, ganaderos y en general, todos aquellos que tienen una especial sensibilidad por el mundo rural y sus tradiciones.
Con la hoguera de San Antón comienzan las celebraciones que continúan al día siguiente, con una misa solemne de la bendición de campos y animales. Es un acto muy concurrido, de ambiente festivo, en el que los participantes pasan para que sean bendecidos animales de lo más variado, desde caballos a tortugas, pasando por perros, gatos o peces, a la vez que se les obsequia con torta y vino dulce.
El último día se recuerda a todos los difuntos de la Hermandad y al terminar la misa, el preboste cede su capa (símbolo de autoridad) al hermano que le sigue, por orden de lista, que pasa a ser así el nuevo preboste hasta el año siguiente”.